Argumento
para vivir más y mejor
El envejecimiento es el resultado principal de un proceso de oxidación donde también intervienen otros factores, como el deterioro del ADN y el agotamiento hormonal a lo largo de la edad.
En este proceso de oxidación la ciencia da mucha importancia a los denominados “radicales libres” que van dañando todos nuestros tejidos y son, en parte, los grandes responsables del envejecimiento.
Para José Peña, catedrático de Inmunología de la Universidad de Córdoba, no hay una causa de envejecimiento única y en su tesis destaca la estimación de que el 75% del proceso de envejecimiento depende de hábitos saludables de vida al objeto de lograr un equilibrio óptimo entre salud y padecimiento de diferentes alteraciones del organismo.
“Ocurre de una manera extremadamente llamativa que los grandes problemas de las personas mayores –afirma José Peña- son las infecciones, ya que la mayoría de las personas que mueren a partir de los 60 años, lo hacen como consecuencia de infecciones, cuyo fondo común proviene de alteraciones en las defensas del organismo. Es decir; de alteraciones en nuestro Sistema Inmunológico”.
En su exposición, José Peña, desarrolla la tesis de una “Tercera Juventud” a través de un envejecimiento saludable donde la Dieta Mediterránea, el ejercicio moderado, el combate del estés, y una higiene moderada constituyen los ejes centrales de la vida saludable. Y todo acompañado, además, de un uso adecuado de la medicina moderna y un estilo de vida presidido por la máxima de “Buenos hábitos; buenas defensas.”
Ideas Fuerza
- 1. La medicina moderna
- 2. El envejecimiento
- 3. Salud y enfermedad
- 4. Bases para una tercera juventud
- 5. Nuestro Sistema Inmune
- 6. Alimentación y salud
- 7. La Dieta Mediterránea
- 8. El ejercicio moderado
- 9. El estrés, la pandemia del siglo XXI
- 10. La higiene excesiva
- 11. Buenos hábitos, buenas defensas
Transcripción
Vamos a tratar de cómo cuidar nuestras defensas para vivir más y mejor. Y es que la medicina moderna nos está dando muchos años extra debido a los adelantos que se están produciendo en el mundo occidental, dónde la atención sanitaria ha pasado en pocos años –desde una perspectiva puramente curativa hacia el enfermo–, a una orientación preventiva donde se hace un esfuerzo por adelantarse a la aparición de determinadas enfermedades.
Pero en la actualidad estamos ya en una faceta mucho más avanzada, con una medicina predictiva donde con estudios genéticos –desde el nacimiento y mucho antes–, se puede hacer una previsión de la probabilidad que las distintas personas pueden tener para padecer una determinada enfermedad.
Todo ello ha hecho que la expectativa de vida de las personas sea ahora de ochenta años cuando hace cien años era de cuarenta años. Sin embargo, es sobre esos años añadidos a la vida sobre los que tenemos que hacer un esfuerzo para vivirlos con más salud, y vivirlos mejor. Y para ello, se requiere verdaderos hábitos fortalecedores de la salud.
Vamos a ver ahora cómo se produce el envejecimiento para después analizar cómo nosotros podemos influir para hacer que ese envejecimiento se produzca de la manera más saludable.
El envejecimiento es el resultado de un proceso de oxidación. Nuestro organismo a lo largo de la vida va consumiendo oxigeno en el proceso respiratorio –donde se produce anhidrido carbónico, como todos conocemos–, pero también se está produciendo la liberalización de una serie de “sustancias” (electrones) que denominamos radicales libres y que son verdaderos tóxicos para el organismo. Estos radicales libres van dañando todos nuestros tejidos y son, en parte, responsables del envejecimiento.
Hemos de considerar que todas nuestras células y tejidos se están renovando permanentemente. Y si no fuese así, viviríamos sólo diez años. Precisamente podemos vivir 80 ó 100 años porque nuestros tejidos se están recuperando en procesos que van antagónizando la oxidación que permanentemente se está produciendo.
Por otra parte hay otros factores que contribuyen a nuestro envejecimiento como es el deterioro del ADN. Y también se habla de otra posibilidad de agotamiento hormonal a lo largo de la edad.
Tenemos, por ejemplo, la hormona del crecimiento con unos niveles muy altos hasta los 40 y después va desapareciendo progresivamente.
No hay una causa de envejecimiento única, sino que todo el mundo está de acuerdo que son una serie de elementos unidos, sinérgicos, los que hacen que la edad pase por nosotros, aunque la oxidación, repito, ocupa un lugar sustancial en este proceso de envejecimiento.
Hay aspectos muy importantes a considerar. Uno de ellos, que vamos conociendo cada vez más, es que ese proceso de oxidación, de envejecimiento, lo tenemos nosotros en nuestros genes de serie.
Pero lo tenemos de serie en nuestros genes, sólo con una potencia, digamos, del 25 por ciento, porque el 75 por ciento restante de ese proceso –de esa programación de envejecimiento–, va a depender de nosotros. Está demostrado que depende de los hábitos saludables de vida.
Y estos hacen que la persona mayor alcance un equilibrio entre salud o enfermedad. Entre salud y padecimiento de diferentes alteraciones en su propio funcionamiento normal del organismo. Y ese equilibrio va a depender mucho de esos hábitos de salud
Ocurre de una manera extremadamente llamativa, que los grandes problemas de las personas mayores son las infecciones. La mayoría de las personas que mueren a partir de los 60, lo hacen como consecuencia de infecciones.
Pero en la tercera edad hay un aumento sustancial de infecciones, de arterioesclerosis, de alzheimer, de diabetes tipo 2, obesidad, tumores, etc..
Pero es verdaderamente curioso ver cómo el fondo común de todas estas alteraciones que puedan aparecer, y de hecho aparecen en gran cantidad de personas mayores, tienen un fondo de alteración del Sistema Inmunológico. De alteración de las defensas del organismo.
Parece ser que estas defensas del organismo actúan de una manera vigorosa y con eficacia hasta los 40 ó 50 años. Pero a partir de esa edad comienzan a alterarse de alguna manera y dan lugar a un proceso conocido como inflamación crónica –de una extraordinaria gravedad–, que es el subsuelo de donde aparecen después todas estas alteraciones, que en definitiva son inflamación: la diabetes –una alteración del sistema inmune–, la obesidad, también, etc.
Todo ello nos conduce al objetivo de esta charla, en el sentido de que es sustancial, a la vista de estos datos, que potenciar al Sistema Inmunológico es una buena inversión para la salud en los países desarrollados.
¿Cuáles serían entonces los hábitos que habría que fortalecer para que estas enfermedades que hemos hablado –este proceso inflamatorio–, sea lo más leve posible y se pueda conseguir un envejecimiento saludable?
Pues desde luego hay 4 áreas de una importancia extraordinaria. La primera es una alimentación sana de la cuál hablaremos después, centrándonos en la Dieta Mediterránea. Después, la realización de ejercicio para compensar la vida sedentaria del mundo moderno. Sobre todo del ejercicio moderado. Huir del estrés. El estrés es la gran pandemia de nuestro siglo XXI. Y, sobre todo, no abusar de los productos tóxicos, como el tabaco o el alcohol, etcétera.
Ya Henri Fréderic decía que “saber cómo envejecer es la obra maestra de saber vivir”, y verdaderamente si analizamos estos pormenores la sociedad actual está necesitada, precisamente, de autoprotejerse, cuando lo puede hacer, porque ahora ya el envejecimiento no es como antaño.
El envejecimiento podríamos decir que es como una tercera juventud donde realmente es importante hacer la previsión necesaria y adoptar las medidas oportunas para vivirlo de la mejor manera posible.
Pensemos la importancia de todo lo que venimos hablando, al considerar que las personas mayores que actualmente tienen más de 60 años son ya el 20 por ciento de la población, pero que va incrementando extraordinariamente hasta llegar, por lo menos, a un 40 por ciento de la población de los países desarrollados aproximadamente en el año 2050.
Considerando, pues, este aumento proporcional del 40%, pero por otra parte, considerando que la población mundial va aumentando a una velocidad extrema, –en el año 1750 habría en la Tierra varios millones de personas, en el 1950 había 5.000 millones de personas–, pero en el año 2050, está previsto que pueda llegarse a los 9.000 ó 10.000 millones de personas. Esto quiere decir que los mayores cada vez son más, y requieren de más atenciones.
¿Qué hacen nuestras defensas? Veamos brevemente qué hacen las defensas para protegernos. Las defensas lo que hacen es identificar y destruir aquellos virus, bacterias y hongos, etc., que son nuestros enemigos naturales. En la naturaleza estos virus y bacterias son enemigos invisibles y naturales y el Sistema Inmune los identifica y los destruye también al objeto de preservar la identidad biológica de cada uno de nosotros
Cuando esto está ocurriendo nos defiende de infecciones, nos defiende de tumores, que son células propias, pero que sufren modificaciones, y que el Sistema Inmune las reconoce y las destruye o nos defiende de estas enfermedades inflamatorias de las que he hablado anteriormente como es la arterioscrelosis, diabetes, etcétera.
O sea que la función del Sistema Inmune es sustancial para defender la integridad y la individualidad biológica de cada uno de nosotros. Y esto es sustancial porque la diversidad humana se basa en la individualidad de cada uno de los individuos.
Y ¿cómo se produce? Se produce en varios niveles. El primer nivel es, pues, que la piel, las mucosas, sirven de aislante de esos invasores externos, enemigos naturales.
Y en segundo lugar, si se produjese, por ejemplo, una herida, y estos gérmenes, estas bacterias o vírus puedan penetrar en nuestro interior, existe una segunda barrera defensiva formada sobre todo por leucocitos, que lo que hacen es identificar esos elementos extraños y fagocitarlos esto es, rodearlos y engullirlos en su interior, para destruirlos desde dentro. Esta función de fagocitosis es muy importante como segunda barrera defensiva.
Pero existe otra tercera barrera defensiva consistente ya en la formación de anticuerpos. Así, si un virus ha sobrepasado la segunda barrera defensiva, ya en la circulación, o en los distintos tejidos, puede verse enfrentado a oleadas de anticuerpos que aparecen y lo atrapan y lo neutralizan y le impiden hacer daño al propio organismo.
Pero si eso no fuese así, y lo que ha ocurrido es que ese vírus ha conseguido penetrar dentro de nuestras propias células, entonces el Sistema Inmunológico –que no puede entrar dentro de las células del organismo–, se vale de las moléculas de histocompatibilidad –que la están expresando en sus membranas–, y lo que hace el Sistema Inmunológico es que, recibiendo la señal de la infección, destruye completamente la célula para evitar mayores complicaciones dado que no puede entrar a destruir específicamente el virus.
Dentro de estas áreas, que hemos definido como importantes, debemos comenzar analizando aquello que es más relevante, en relación a la alimentación y la salud. Y es que gracias a la alimentación, se ha podido producir la propia evolución de la especie humana permitiendo que viva cada uno de los individuos, que se pueda procrear y también que se pueda defender de estos depredadores naturales que son virus, bacterias, etc.
Un proverbio chino dice que ‘el padre de la enfermedad puede ser cualquiera, pero que la madre siempre es la dieta’. Y es que la dieta es un elemento sustancial. Y lo han dicho ya los grandes maestros de la medicina como Hipócrates, que decía que “tu alimento siempre sea tu medicamento”. O Galeno, poco después, que convirtió la higiene y dietética como una verdadera disciplina.
Y es que una buena alimentación alarga la vida y fortalece las defensas como ahora vamos a tratar de analizar con un poquito más de detalle.
¿Cuál es la alimentación que requiere el individuo? Pues nuestra alimentación, La alimentación de toda la vida en el Mediterráneo, dónde Córdoba, y muchas ciudades del mediterráneo se encuentran incorporadas. Dieta que ha sido considerada recientemente como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, con toda razón.
Esta dieta tiene las grandes virtudes de ser variada, de ser rica en nutrientes no grasos, en vitaminas, en minerales, y sobre todo en antioxidantes.
Recordemos el principio, que comenzábamos hablando que el envejecimiento es una oxidación, y que lo que necesitamos nosotros son nutrientes que de alguna manera neutralicen ese proceso oxidativo. Y los antioxidantes están muy presentes en la dieta mediderránea.
La dieta mediterránea es social también. Pocas personas se atreven a comer solos. Se hace en grupo, o en un ámbito familiar, o de amistad. Es un rito, y probablemente esto tiene un sentido biológico muy importante, ya que se están produciendo una secrección de jugos que van a favorecer la propia digestión de los alimentos.
La dieta mediterránea se basa en tres elementos sustanciales, que están representados por el aceite de oliva, por el vino –sobre todo tinto–, y por el pan.
El aceite de oliva tiene componentes antioxidantes de primera magnitud y tiene unos componentes de ácidos grasos muy beneficiosos para el organismo puesto que no representan la grasa animal, que es muy perjudicial.
La grasa, los ácidos grasos, del aceite nos van a dar energía para desarrollar nuestras actividades, sin ser perjudicial, en cuanto que no son conducentes directamente a la obesidad, que es uno de los grandes males de la actualidad. El aceite es tan esencial en la Dieta Mediterránea, que pertenece a la misma esencia de la cultura mediterránea.
Y con el vino ocurre exactamente igual. El vino tomado en cantidades moderadas, muy moderadas, tradicionalmente ha sido una fuente extraordinaria de calorías por el alcohol que lleva, limitadas, pero importantes.
Pero además contiene un componente antioxidante –como es el resveratrol– que tiene una importancia extrema. Tiene también un componente acuoso. El campesino, o labrador, del mediterráneo de hace 200 ó 300 años lo utilizaba y lo llevaba en pequeñas cantidades a su trabajo porque se hidrataba con el agua que llevaba y tomaba cierto grado de energía por el alcohol que estaba consumiendo y tenía también un efecto beneficioso por el resveratrol.
El vino es aconsejable para las personas –no para todas–, y es parte importante de la dieta mediterránea pues ha sido reconocido como un elemento sustancial de la misma.
Al pan le pasa igual. Los cereales, el trigo, son una fuente de energía importante. Y, ni que decir tiene que es esencia de nuestra cultura y civilización mediterránea, donde tenemos que Jesucristo lo adopta como su propio cuerpo, o mejor dicho, la religión cristiana, etcétera.
Por otro lado –y aunque el agua no es propio de la dieta mediterránea porque no se le considera como un alimento–, el agua, probablemente sea lo más sustancial de todo, ya que beber agua en las cantidades adecuadas para todas las personas en el área mediterránea con el calor que hace –sobre todo para las personas mayores–, es crucial ya que muchos de los problemas que éstas tienen derivan de la pérdida de la sensación de sed. Es decir, de la escasa cantidad de agua que toman. El agua es un elemento sustancial. Por eso yo lo añado a este repertorio general de la Dieta Mediterránea.
Pero la Dieta Mediterránea no sólo es esto. Lleva muchísimos componentes –y muchas áreas que hay que ir tratando–, y se basa esencialmente en que cada una de las comidas diarias debe contener frutas, verduras, legumbres, aceite, pan, vino, etc.
Digamos que en cada una de las comidas, como se refleja en el gráfico que estamos viendo. Y, hay otros componentes también de la Dieta Mediterránea, pero no para tomar en cada comida, sino para tomar alguna vez cada día como el pescado, y muchos productos del mar, como el pescado azul, que antíguamente se decía que era malo, malísimo, y ahora por los Omega 3 decimos que es bueno, buenísimo, y además está demostrado que así es.
Y hay otros elementos para tomar por semana, como es la carne, yogures. El yogur no es tanto español como griego, etc. productos lácteos, huevos, etcétera.
Y hay algunos alimentos que no debemos de comer sino en circunstancias muy, muy excepcionales como es el famoso filete, la carne de ternera, que realmente se incorpora muy recientemente a la dieta mediterránea.
Los que somos mayores, en los platos nunca veíamos un filete como ahora se ve. Y sobre todo se debe descartar todo lo que son natas, etc. Las fresas, que son tan buenas, si, por ejemplo, se les pone natillas, se ha estropeado todo.
Los antioxidantes de esta dieta son las vitaminas A, C y D, sobre todo, el Resveratrol y el Selenio que también tiene una acción importante en esa acción antioxidante. Cabría añadir aquí el vino y el agua también.
En general tenemos entonces unas opciones muy claras: hay una mala dieta y hay una buena dieta. No en términos absolutos, pero bueno, que se aproxima a mala dieta y que se aproxima a buena dieta. La mala dieta conduce a una depresión de las defensas, a un aumento del colesterol, a la obesidad, a la diabetes, y cáncer con mucha probabilidad.
Después tenemos una dieta buena donde se mantiene el cuidado en cuanto a lo que hemos venido diciendo de profundizar y de tomar en cada una de las comidas, vegetales, verduras, etcétera, que aporta mayores ventajas nutricionales.
La agencia nacional de nutrición en España dice que a pesar de todas estas bondades de este tipo de dieta, sólo el 40% de los Españoles la llevan a cabo.
Quizás sea necesario hacer una campaña de promoción de los beneficios de esta dieta puesto que está claro, en todo el mundo se sabe, que es beneficiosa para la salud.
Respecto de la obesidad que conduce una dieta, el profesor Francisco Pérez Jiménez, de la Universidad de Córdoba ha hecho muchos estudios sobre esta cuestión, y las estadísticas dicen que son obesos el 20% de los mayores de 20 años. Pero lo más llamativo es que también lo son en un 30% las personas menores de 20 años, lo cual puede provocar, por lo menos, algo para reflexionar
Ya ha habido una norma reciente, aprobada por el Congreso, que ha prohibido vender “chucherías” en los colegios. Y creo que es muy acertada para ir cambiando los hábitos nutricionales.
Las vitaminas que mejor apoyan al Sistema Inmune son la D, la A y la C. Muy poco lo hace la E y el complejo B, y menos la K.
La vitamina D se encuentra en la leche, queso, pescado azul. La vitamina A en la zanahoria. En general en todos aquellos coloreados; rojos, azules, verdes, se dice en las revistas de divulgación: “tome productos coloreados, tome productos de la huerta coloreados”. Y la vitamina C se encuentra en los cítricos, en las naranjas, limón, etcétera.
Los oligoelementos que tienen relevancia en la protección y refortalecimiento del Sistema Inmune son el Cobre, el Zinc y el Selenio.
Todos ellos van a actuar potenciando el Sistema Inmunológico. Pero es de especial relevancia el Zinc porque actúa directamente en la fábrica de nuestras propias defensas –en el Timo, que es la glándula dónde se están produciendo nuestras defensas–, y de tal manera que la carencia de Zinc produce una atrofia química y un defecto gravísimo del Timo. Es importante que la dieta tenga Zinc, que se encuentra sobre todo en frutos secos, el pan, el pan integral, etcétera. Otros minerales de menos importancia son el hierro, crómo, etc. en relación con el Sistema Inmunológico.
Hay mucho debate sobre aquellas cosas que se pueden considerar como complementos nutricionales. Y yo debo decir que hay que tener mucho ojo con ellos.
El Resveratrol del vino es muy bueno, pero también se encuentra en otros lugares. Pero ya hay que mantener cierta interrogante sobre el resveratrol que comercialmente se vende en pastillas que se hacen desde un preparado de hollejo, de la uva, incluso se calcula, pues, que una pastilla tendría la cantidad de resveratrol contenida en 15-20 botellas de vino. Pues bien, eso es mucho resveratrol.
Probablemente la naturaleza lo acepte en las cantidades moderadas que han permitido la evolución humana. No olvidemos que los griegos siempre decían que 'todo con moderación', y eso es un elemento muy importante Pero cuando ya hacemos esta toma de resveratrol en estas cantidades, yo le pongo mis reservas. Porque es preferible uno o dos vasitos de vino diarios, y eso sí puede hacer un buen servicio. Pero este resveratrol está en todas las farmacias de España en la vitrina principal ahora mismo.
Sobre la glutamina, u otros elementos, o aminoácidos, hay que decir que la Dieta Mediterránea no requiere de otros complementos, ya tiene los complementos necesarios. La Dieta Mediterránea ya tiene los complementos vitamínicos necesarios Ahora bien, en circunstancias especiales como una mala absorción, una edad, un estrés digestivo, etcétera, sí puede ser recomendado, pero no deben las personas gastarse el dinero en comprar estas substancias, porque no le están haciendo ningún tipo de beneficio, si no es en unas circunstancias muy especiales.
Dejo para el final el tema de los yogures. Son muy buenos, fortalecen nuestra flora intestinal. Hemos de considerar que al principio yo he dicho que nuestros enemigos naturales son las bacterias y los virus. Pero nuestro Sistema Inmunológico es muy inteligente y sabe distinguir entre aquellas bacterias que le hacen mal, y aquellas bacterias que le hacen bien. Nosotros en el intestino tenemos entre uno y dos kilos de bacterias que viven con nosotros, que nosotros las toleramos perfectamente porque están produciendo vitaminas, están colaborando en el proceso digestivo, etc. En ese sentido, fortaleciendo esas bacterias intestinales es como se han desarrollado desde muy antiguo los yogures.
El segundo aspecto a tratar es cómo el ejercicio mejora la salud y el Sistema Inmunológico. El deporte mejora las defensas en términos generales y actúa como un potente medicamento mejorando la memoria, el estado de ánimo, combate el estrés, y sobre todo, combate muchas enfermedades que tienen una base en la inflamación crónica.
Una prueba de ello es que las personas que hacen ejercicio presentan menor frecuencia de enfermedades infecciosas y todo ello es muy importante porque si analizamos la evolución de la especie humana vemos que genéticamente estamos codificados para la realización de un trabajo, que puede ser intenso.
Si nos vamos a la época de los ganaderos, recolectores, cazadores, el ejercicio que hacían estos individuos era verdaderamente intenso.
Si analizamos cómo se ha avanzado en la agricultura, ya con herramientas, más o menos, sofisticadas, o cómo la industrialización ha mecanizado el trabajo, nos damos cuenta que el individuo está realizando ahora menos ejercicio físico que nunca.
Se puede decir que una persona que está arando en el campo está pensando en llegar a su casa y descansar. Pero actualmente una persona que está arando con un tractor que tiene calefacción, o refrigeración, en el mismo tractor, lo que está pensando es en terminar para irse, quizás, a un gimnasio y hacer ejercicio para compensar verdaderamente esa carencia que siente en sí mismo.
¿Qué está ocurriendo? Que como consecuencia de la tecnología y de ese desarrollo industrial, se dispone de un gran número de alimentos, pero se realiza un bajísimo esfuerzo físico para la consecución de esos alimentos.
Se dice que el ser humano es el único que puede comer sin hacer trabajo ni esfuerzo físico.
Una golondrina tiene que volar para cazar un mosquito, o un león tiene que correr detrás de una presa. Pero las personas humanas pueden comer, con su tenedor, su cuchara, sentados sin hacer esfuerzo físico y eso es malo para el individuo porque la codificación genética que llevamos está basada en la realización del esfuerzo, en la realización del ejercicio físico.
De ahí que mucha alimentación, o disponibilidad de alimentación, poco ejercicio y exceso de sedentarismo va a conducir a un problema grave. Es el problema de la obesidad.
Todo esto conduce irremediablemente a un fracaso de las defensas a un fracaso del Sistema Inmunológico, y cuando eso ocurre se llega a una inflamación crónica, que es el gran mal de las persona que superan los 40 ó 50 años.
Consideremos, pues, que este ejercicio es cosustancial para prevenir y para luchar contra el sedentarismo actual. Ahora bien, el ejercicio del que hablamos es un ejercicio moderado, continuo, regular y permanente.
Y aunque no vamos a hablar de él, el ejercicio intenso –el de elite–, es perjudicial para el sistema inmune, y para el individuo porque generalmente este ejercicio de élite va acompañado de un componente de estrés.
Y ese componente de estrés es el que hace que aparezcan unas cantidades hormonales de las hormonas del estrés, cortisol, adrenalina, etcétera, que hacen que las personas que realizan este tipo de ejercicio sean más propensas al padecimiento de un mayor número de infecciones, sobre todo de respiratorias que aquellas personas que no lo realizan, o que lo realizan de manera moderada.
De ahí que el ejercicio de élite debe ser regulado siempre por entrenadores adecuados que programan y entrenan al deportista en una disciplina para que salga del estrés y entre, precisamente, en el mayor rendimiento del ejercicio sin otros tipos de componentes. Esto es, que nosotros nos referimos al ejercicio moderado como elemento beneficioso, pero no al ejercicio intenso.
¿Por qué el ejercicio moderado es beneficioso? Porque compensa el sedentarismo que tenemos en general.
Hay estadísticas que dicen que el 50 por ciento de la población europea hace vida completamente sedentaria, van al trabajo en su coche, le dan al botón para subir el cristal, al mando para abrir la puerta…, sin hacer ningún tipo de esfuerzo. Y el ejercicio hay que hacerlo para compensar esto.
¿Y qué ocurre cuando se compensa ese sedentarismo con ejercicio? Pues que controlamos las grasas –porque las quemamos–, quemamos los lípidos, quemamos las grasas y luchamos contra el estrés que la vida moderna nos está dando.
El ejercicio es una de las herramientas contra el mayor estés. Cuando se hace ejercicio se están produciendo endorfinas –que son verdaderas hormonas de placer–, que neutralizan el estrés que la vida moderna nos trae por ese encasillamiento en estas ciudades, etcétera.
Y qué ocurre también con el ejercicio moderado, pues que se están produciendo unas cantidades bajas en cortisol y noradrenalina, que son elementos sustanciales por su acción antiinflamatoria. Una acción antiinflamatoria limitada y beneficiosa.
Esto es, que el ejercicio moderado, por la acción antiestrés, por su acción antisedentarismo, y además por su acción antiinflamatoria es una forma de combatir las amenazas y fortalecer nuestro Sistema Inmunológico.
Y además el ejercicio tiene una acción directa sobre el Sistema Inmunológico a través de dos vías demostradas.
Una es a través de la producción de Interleucina IL-6, uno de los inmunomoduladores del Sistema Inmunológico que lo que hace es potenciar la respuesta inmunológica, y sorprendentemente se ha visto que estos inmunomoduladores pueden ser producidos por la propia musculatura del cuerpo. No solamente por los órganos propios del Sistema inmunológico.
Pero es que, además, se ha visto que el ejercicio aumenta los niveles de la hormona de crecimiento. De hecho, hasta no hace mucho tiempo, cuando se medía en los hospitales la hormona de crecimiento, se hacía una medición basal y otra medición después de realizar un determinado ejercicio, diciendole a las personas que andaran media hora y después se le volvía a medir.
¿Por qué? Porque aumentan los niveles de hormona de crecimiento. Y la hormona de crecimiento es un elemento sustancial en la maduración de las células inmunológicas. Potencian el Timo, que es dónde maduran esas células.
De tal manera que el Timo, a lo largo de la vida se va deteriorando completamente, y a los 40 - 50 años es todo grasa.
Y con la curva de la hormona de crecimiento ocurre exactamente igual ya que disminuye en paralelo al timo.
La hormona de crecimiento lleva un ritmo circadiano de tal manera que durante el día se encuentra a niveles bajos, pero asciende durante la noche.
De ahí que probablemente tenga sentido aquello que mucha gente dice desde muy antíguo, ‘que el sistema inmune se recupera por la noche’ Lo que explica que es bueno dormir para tener muchas defensas. Eso se dice en muchos periódicos de manera instintiva. Y probablemente una de las razones sea la recuperación por el ritmo circadiano de la hormona de crecimiento.
Pero es que además el ejercicio moderado tiene una acción antioxidante. La otra cuestión que debemos de tratar es el estrés. Cómo el estrés influye en nuestras defensas. Esto es una cuestión muy importante. Psicólogos y psiquiatras vienen ya indicando que el estrés es probablemente la pandemia más peligrosa del siglo XXI. Y ¿por qué?
Porque dadas las circunstancias laborales existentes –las interrelaciones personales, los problemas familiares, o incluso los estudiantes cuando preparan un examen–, el empaquetamiento de las personas en las ciudades así como multitud de otras circunstancias, están llevando hoy a las personas a sufrir de estrés.
Y el estrés es muy bueno ¿Por qué es muy bueno? Porque el estrés ha permitido la evolución humana, ya que cuando una persona se encuentra ante una situación límite, como por ejemplo, el asalto de un león, o un tigre, tiene que decidir rápidamente entre luchar o huir.
Pero para esa decisión, que es momentánea, de milésimas de segundo, ha tenido que adaptar todo su ente orgánico en cuanto a las hormonas que está produciendo.
El cerebro de inmediato avisa de ese peligro al sistema límbico, –al eje hipofisiario adrenal–, que se pone en marcha y segrega hormonas como es el cortisol y la adrenalina ¿Y qué hacen esas hormonas?...
Prepararnos para huir, batallar y, en definitiva, defendernos, ¿Pero qué hacen también esas hormonas?...
Deprimir completamente al Sistema Inmune. Y eso es bueno porque ha conseguido defender a la especie humana. De lo contrario no hubiésemos sobrevivido a los peligros que siempre nos han acechado.
Sin embargo, el gran problema es el estrés moderno. que es continuado y permanente.
Es el estrés que tenemos cuando esperamos media hora en un atasco de coche, cuando vivimos agobiados por multitud de cosas. Ese estrés ahora nos está dominando. No tenemos recursos para salirnos de él- Y ¿qué es lo que está produciendo?
Está dando lugar a una secrección constante y permanente de cortisol y de adrenalina, que son las hormonas del estrés. Antes las veíamos que aparecían de manera transitoria, pero ahora pueden permanecer en nuestro cuerpo días, semanas o meses.
Y ¿qué es lo que ocurre cuando permanecen esas hormonas del estrés tanto tiempo? Pues que nos tienen en situación de vigilantes, y estresados. Pero nuestro Sistema Inmune está anulado completamente. Nos defenderíamos mejor de un enemigo hipotético, pero no de esos microbios, de esos vírus invisibles porque nuestro Sistema Inmunológico ha quedado anulado completamente.
Ese agotamiento de las defensas es malo cuando el estrés es de una manera permanente. De ahí que todo aquello que elimine el estrés de la vida cotidiana está mejorando las defensas nuestras de todos los individuos.
Aquí se puede ver con detalle cómo el estrés persistente está afectando al cerebro, al hipotálamo, a la hipófisis. Cómo se están produciendo estas hormonas de las que estamos hablando: el cortisol y noradrenalina.
Todas ellas tienen una acción antiinflamatoria, supresora, etcétera, que cuando se hace de una manera transitoria son beneficiosas. Pero, repito, cuando se hacen de una manera permanente están produciendo un daño irremediable, en muchos casos, para el propio proceso de envejecimiento de las personas.
Y por último, debemos de hablar de apartados que son interesantes como es la medicina preventiva y el buen uso de la medicina preventiva como hábito de las personas mayores.
Y es que la medicina moderna –como hemos dicho antes, que ya no solamente es curativa, sino que es preventiva, y es incluso personalizada y predictiva–, dispone de muchos recursos que hay que aprovechar.
Y debemos aprovecharlo como hábito. Debemos de hacer los chequeos rutinarios que nos mandan. Chequeos de tumor de mama, chequeos de tumor de cólon, etcétera. Sin abusar porque las consultas ambulatorias se han ampliado muchísimo, pero además la ciudadanía debe hacer uso de esos elementos preventivos, como por ejemplo las vacunas, en las edades correspondientes.
En otro caso, en cambio, nos pasamos como es el abuso de los antibióticos. Otra cuestión importante en la actualidad es la higiene, pero sin exceso. No olvidemos que la gran transformación sanitaria se ha producido cuando la higiene se ha implantado en nuestra vida.
Antes el sistema inmune estaba solo, no tenía ayuda de la medicina ni tampoco de la higiene. Pensemos en la antigüedad cuando no existía el fuego, por ejemplo, y las personas comían sin el más mínimo sistema higiénico o, en los hábitos higiénicos que se han introducido recientemente y que, a veces, vemos que fallan en paises menos desarrollados, o en áreas más abandonadas.
Pero esa higiene, se está viendo, que de debe usarse de una manera moderada. Se dice que la higiene en exceso podría ser la causante –o, al menos contribuir–, al gran aumento que se está observando en enfermedades alérgicas.
Y es que lavarse las manos, hay que hecerlo siempre. Es un elemento fundamental. Pero el frotarse y frotarse el cuerpo no es bueno, puesto que estámos quitando una capa grasa que nos está protegiendo del ambiente, o quitando células epiteliales que nos están también protegiendo nuestro cuerpo, dejandolo libre para el tránsito no solamente de infecciones, sino también de pólenes y otros elementos que van a producir alergia.
Hay una relación directa donde muchos investigadores opinan que la higiene personalizada en exceso no es buena puesto que parece que se relaciona directamente con el aumento de las enfermedades alégicas.
También hay otra fundamentación, que no quiero entrar en ella con detalle, y es que cuando el Sistema Inmune no está trabajando –nosotros tenemos un Sistema Inmune para que esté trabajando contínuamente–, cuando deja de trabajar porque hay una higiene excesivamente fuerte, entonces deja de hacerlo y deja de mandar unas señales inhibitorias para otra parte del Sistema Inmune, que son los que forman los anticuerpos de la alergia, y eso está propiciando que la alergia también se desarrolle.
Para terminar, indicar que todo esto es sinégico en sí mismo. Tanto el deporte, el anti-estrés y la alimentación. Todo actúan sinérgicamente. Y hay que tener gran cuidado con sustancias tóxicas como es el tabaco y el alcohol, en exceso, porque en verdad, todos estos elementos van a contribuir al deterioro de nuestras células, de nuestros órganos incluido también nuestro Sistema Inmunológico.
Por ello, antes de terminar, lo único que puedo hacer es inducir a una reflexión de que realmente merece la pena hacer un esfuerzo, con hábitos saludables, en los ámbitos de la dieta, la higiene, el ejercicio porque en definitiva todo ello va a representar un gran beneficio no solo para nosotros, sino también para las personas que nos rodean.
Ponente
Minimizar/MaximizarJosé Peña Martínez
José Peña Martínez, natural de Serón (Almería), ha sido pionero de los estudios de Inmunología en España. Es Licenciado y Doctor en Medicina por la Universidad de Granada, Diplomado en Inmunología por la OMS y Médico Especialista en Análisis Clínicos y de Inmunología. Actualmente es Catedrático de Inmunología en la Universidad de Córdoba, Jefe de Servicio de Inmunología Clínica en el Hospital Reina Sofía de Córdoba e Investigador Principal del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (IMIBIC). Desarrolla su actividad docente en la Facultad de Medicina, Campo Andaluz Virtual (CAV), en los Másteres de Biotecnología, Nutrición y Biología Molecular y ha impartido numerosas conferencias, tales como en The Royal Society of Medicine de Inglaterra, Natural Immunity en EEUU, Fundación Jean Dausset en París, Fundación Mafre de Medicina y Academia de Ciencias Médicas de Cataluña entre otras. También ha escrito una docena de libros científicos y artículos de divulgación y ha formado un Grupo de Inmunología en Córdoba de reconocido prestigio a nivel internacional por sus aportaciones en Inmunología y por el amplio número de especialistas y profesores formados. Ha coordinado multitud de proyectos de investigación fruto de los cuales ha participado como invitado en números congresos naciones e internaciones, publicando numerosos trabajos científicos en las revistas más prestigiosas de la especialidad, incluyendo Nature, y la realización de cuatro patentes, de utilidad en Medicina. En la actualidad trabaja en un proyecto multicéntrico encaminado a la consecución de una vacuna frente al SIDA. Ha recibido numerosos premios, entre los que destacan la Medalla de Plata de la Universidad de Extremadura, Medallas de Oro de la Universidad de Córdoba primero en su XXV aniversario y después como ex-Rector de la misma, Medalla de Andalucía en el Día de Andalucía –XXVIII- en Córdoba, premio Averroes de Oro Ciudad de Córdoba, 2009 e Hijo Predilecto del municipio de Lobras (Alpujarra Granadina). Ha desempeñando los cargos de Rector de la Universidad de Córdoba, Vicepresidente y después Presidente de la Sociedad Española de Inmunología, Miembro del Patronato de la Universidad de Extremadura y de la Fundación Hospital Reina Sofía-CajaSur de Córdoba. Actualmente es vocal de la Fundación Colegio de Médicos de Córdoba; Académico de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba y Académico de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Murcia.
Enlaces Relacionados
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- El Efecto del estrés sobre nuestras defensas II (Estrés y ejercicio)
- El efecto del estrés sobre nuestras defensas. I. (El estrés, metodología de la investigación)
- Sociedad Española de Inmunología
- Portal de Inmunología
- Servicio de Inmunología del Hospital Reina Sofía de Córdoba
- Departamento de inmunología
- Memoria oral José Peña
Más Información
Minimizar/Maximizar- Universidad: Universidad de Córdoba
- Organiza: Universidad de Córdoba
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